domingo, 19 de mayo de 2013

Escenas Románticas



Comparación de escenas románticas

En Don Juan Tenorio podemos ver, que se trata de un personaje egoísta que no le importa nada vivir rompiendo corazones, destrozando personas e incluso perder el respeto de su amigo y  de su padre. Este personaje es orgulloso, como podemos ver, ya que este personaje tiene un ego tan elevado que se cree capaz de todo lo que la vida le ponga delante de sus narices e incluso aceptar desafíos extremos.
Esto mismo no pasa en Don Álvaro,  este personaje presenta la parte sensible de la época, las pasiones y la vida amorosa de las personas burgueses. Don Álvaro vive tremendamente enamorado de su amada, y esto hace que todo lo que transcurre en la obra lo haga por amor. Se mueve por sus pasiones, no es un personaje egoísta si no que más bien podríamos denominarlo amable, cariñoso y gentil. Este personaje se siente abrumado cuando mata al padre de Doña Leonor, pero le lleva a la muerte tener que asesinar al hermano de esta (aunque la primera muerte sea accidentada).
Como vemos los personajes cogen dos caminos diferentes a lo largo de la historia por un lado tenemos al personaje malvado, que vive según sus intereses y sus antojos y por otro tenemos al personaje bueno que vive de acuerdo a las pasiones y cuya finalidad en la vida no es más que ser feliz en compañía de su amada.
A la vez que vemos la evolución de estos personajes hemos de tener en cuenta también los marcos en los que se encuadran estas escenas:
-          Lugares solitarios: Se utiliza en ambas obras lugares tenebrosos y solitarios. En Don Juan lo vemos en el último acto donde cobran vida las esculturas de Doña Inés y Don Gonzalo. En Don Álvaro lo vemos pues, en el acto último cuando está luchando contra Don Alfonso, y en la última escena cuando don Álvaro decide acabar con su vida precipitándose.


(Acotación de Don Juan Tenorio. Acto tercero, Escena I) “Panteón de la familia Tenorio. Como estaba en el acto primero de la segunda parte, menos las estatuas de doña Inés y de don Gonzalo, que no están en su lugar.”

(Acotación Don Álvaro y la fuerza del sino. Jornada cuarta, última escena) “hay un rato de silencio; los truenos resuenan más fuertes que nunca, crecen los relámpagos, y se oye cantar a lo lejos el Miserere a la comunidad, que se acerca lentamente.”

-          Los personajes son solitarios y no pretenden en ningún momento de la obra incorporarse dentro de la sociedad. Don Juan vive a su manera, y le da igual echarse enemigos a cada paso que da. Aunque este personaje sea más bien solitario, todo el mundo sabe de su existencia por las hazañas que ya ha vivido en Sevilla. Don Álvaro por otra parte vive alejado de toda la sociedad, sin importarle mucho tener relación con alguno de ellos y de ahí que nadie sepa realmente quién es y qué viene a buscar.

-          Amor imposible: Ambos personajes tienen un amor imposible. Don Juan porque doña Inés estaba terriblemente apenada después de que el protagonista tuviese que marcharse a Italia tras matar a Don Gonzalo y Don Luis. Y por parte de Don Álvaro porque vive enamorado de doña Leonor pero su amor es teóricamente imposible porque esta al ver que su amado ha matado a su padre se encierra en un monasterio esperando que Dios consiga salvarla.
(Don Álvaro y la fuerza del sino. Jornada primera, escena XVII. Doña Leonor y el Padre Guardián)
PADRE GUARDIÁN
Sois muy joven, hija mía.

¿Quién lo que el cielo propicio

aún nos puede guardar sabe?


DOÑA LEONOR.
Renunció a todo, lo he dicho.



PADRE GUARDIÁN
Acaso aquel caballero...



DOÑA LEONOR
¿Qué pronuncias?... ¡Oh martirio!

Aunque inocente, manchado

con sangre del padre mío

está, y nunca, nunca...



PADRE GUARDIÁN
Entiendo.

Mas de vuestra casa el brillo.

Vuestros hermanos...



(Don Juan Tenorio. Acto cuarto, escena III)
Doña Inés: callad, por Dios, ¡Oh, don Juan!,
Que no podré resistir
Mucho tiempo, sin morir,
Tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
Que oyéndonos, me parece
Que mi cerebro enloquece,
Y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado de beber
Que a rendiros os ayuda
La virtud de una mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
Un misterioso amuleto,
Que a vos me atrae en secreto
Como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
Su vista fascinadora,
Su palabra seductora,
Y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
Sino caer en vuestros brazos,
Si el corazón en pedazos
Me vais robando de aquí?
No, Don Juan, en poder mío
Resistirte no está ya:
Yo voy a ti, como va
Sorbido el mar ese río.




-          El final trágico es una característica fundamental de esta época y como hemos visto nuestros dos protagonistas terminan muriendo bruscamente.

(Don Juan Tenorio. Acto tercero, escena II)
Estatua: Para llevarse tu alma.
                Y adiós, don Juna; ya tu vida
Toca a su fin, pues vano
Todo fue, dame la mano
En señal de despedida.
Don Juan: ¿Muéstrasme ahora amistad?
Estatua: Si: que injusto fui contigo,
                Y Dios me manda tu amigo
                Volver a la eternidad.


(Don Álvaro y la fuerza del sino. Jornada quinta, última escena)
Padre guardián: ¡padre Rafael!
Don Álvaro: (desde un risco, con sonrisa diabólica, todo convulso, dice.) Busca, imbécil, al padre Rafael… yo soy un enviado del infierno, soy demonio exterminador… huid, miserables.
Todos: ¡Jesús, Jesús!
Don Álvaro: Infierno, abre tu boca y trágame! ¡Húndase el cielo, parezca la raza la raza humana; exterminio, destrucción… ¡ (sube a lo más alto del monte y se precipita.)

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